Un “bioentrenador” natural
Los ingredientes químicos orgánicos presentes en este delicado milagro de la Naturaleza y que le atribuyen su aroma son 2-phenylethyl-methylether (ß-phenyl ethyl methyl ether, 60 al 80%), 2- phenylethanol (ß-phenyl ethyl alcohol), su éster y los monoterpenos.
En términos de bioquímica holística, los éteres, como el feniletil-metiléter, tan presente en el aceite de Kewra, son compuestos poderosos para introducir en el cuerpo el elemento espacio, «Akasha» en sánscrito. Nos ayudan a abrirnos, a soltar lo que nos encoge, lo que nos mantiene estancados en los problemas sin poder ver soluciones. Dan más espacio, otorgan una sensación de ligereza, de dejarse llevar. Sólo una bocanada de Kewra y experimentamos inmediatamente como si el corazón se conectara con el cerebro, como si los nervios liberaran la tensión del estrés reprimido y una ola de claridad proveniente de lo más profundo de nosotros mismos recorriese todo el cuerpo, permitiendo al alma respirar. Eso es lo que a menudo necesitamos: un “re-programador instantáneo”, no un gesto apresurado de ira, mal humor o desesperación, sino algo que nos haga ver cualquier situación con más claridad para después ir a un lugar mejor donde podamos tomar una decisión con mayor claridad. El Kewra es ese potenciador sutil del testigo interior, un “bio-entrenador” natural para obtener atención plena y conciencia relajada.
Christopher McMahon describe en su estudio sobre el aceite esencial de Kewra que posee la capacidad de refrescar y despertar las células cerebrales cansadas. De hecho, es un aceite para la inspiración y la creatividad que parece capaz de eliminar las telarañas del letargo y rejuvenecer nuestro corazón y nuestro espíritu.