La enfermedad radica en el huésped y no en el germen. Cuando decimos por ejemplo que estamos enfriados o con algún tipo de virus o bacteria, deberíamos preguntarnos cómo y dónde se han originado. ¿Somos víctimas inocentes de la enfermedad?, ¿somos víctimas de algún tipo de maldición que no merecíamos?

Si lo pensamos con un poco más de profundidad, la mayoría podríamos estar de acuerdo en que la enfermedad no puede ser sólo entendida como un agente externo. Este proceso está directamente unido a nuestro mundo interior. ¿Cómo dirían los antiguos sabios?  “Mens sana in corpore sano”, sino cómo es posible que haya personas que sean resistentes o no resistentes a un mismo patógeno.

También podríamos decir que un organismo sano, en equilibrio tanto en sus aspectos internos como en sus aspectos externos, se encuentra sintonizado con el mundo de forma fluctuante pero manteniendo un contacto estable. Un organismo infectado normalmente ha perdido este tipo de conexión y cabalga hacia la de-sintonía entre espíritu, cuerpo, mente y su entorno.

Si nos pusiésemos un poco más extremos, también podríamos decir que la razón más importante para el ataque de una enfermedad radica en quien es atacado y no en el atacante; o si hablamos de virus o bacterias la razón por el que radica una enfermedad es el huésped y no el germen. Como ya expresó Pasteur en sus últimos momentos de vida, diciendo: “Bernard estaba en lo cierto, el germen no es nada. El terreno lo es todo”.

 

El reto del cambio 

Otro aspecto importante es que al margen de otras especies que existen en la tierra, nosotros, como seres humanos, somos retados de manera permanente por el elemento del cambio.

La enfermedad puede ser entendida como una crisis de evolución, donde las nuevas decisiones lograrán que se produzca el progreso. Es una señal de peligro y un cambio al mismo tiempo. La respuesta correcta a esta señal decidirá nuestro potencial para sanarnos. Rudolf Steiner lo explicaba así, “la condición humana es subir desde un peldaño en equilibrio al siguiente. La dis-ruptura de este equilibrio es siempre el coste de ciertos elementos que agitan a otros elementos. Algunos hacen que decrezcamos, otros que crezcamos y evolucionemos más allá. Estando en desequilibrio el individuo pierde su unión con las fuerzas universales”.

Siempre es igual, el mundo exterior impone demasiado o muy poco. Así, a los daños externos, se les suma la pérdida del equilibrio interior. Por ejemplo, una infección bacteriológica es únicamente un “accidente secundario”, una expresión sintomática de una enfermedad subyacente. Si comprendemos que la aparición repentina de una enfermedad es una “crisis” (crisis en griego etimológicamente significa decisión) de nuestra existencia. entonces la enfermedad puede convertirse en un punto de inflexión hacia una vida más saludable.

En este sentido, la enfermedad sería como una especie de pre-programación por el hecho de que no podemos evitar el cambio: en una sociedad donde el cambio es frenético, el problema de una rápida adaptabilidad y flexibilidad del ser humano hacia un constante programa de cambio puede crear una variedad de inducciones hacia problemas de salud.

Pero no podemos olvidar:

El “equilibrio inestable” y la “ruptura de las simetrías” (llya Prigogine) de nuestra condición física y fisiológica es imprescindible para la evolución.

 

Acceso a la mente

Nos tenemos que enfocar en otro nivel de comprensión, debemos “subrayar la palabra enfermedad” para entender su concepto total y este contexto se basa en primer lugar en la conciencia, en ningún sitio más. No olvidemos que tenemos que elegir con mucho cuidado nuestros sentimientos y pensamientos si no queremos que se conviertan en tóxicos.

Guarda lo que te trae paz, deja ir lo que te trae sufrimiento. Debes saber que la felicidad y la salud es un pensamiento que lanzamos al aire”. Nathan Panwar

 “La mente lo es todo, nos convertimos en lo que pensamos”. Buddha

Es verdad, nuestros pensamientos son el factor de bienestar más importante. Podemos cambiar nuestro mundo interior y exterior simplemente prestando atención a lo que pensamos. Pero, ¿cómo podemos aprender a decidir lo que pensamos?. El pensamiento es el mayor enemigo y a su vez, el benefactor más intrincado y glorioso de nuestra vida. Nuestros pensamientos controlan hacia donde queremos ir o hacia donde no queremos  ir, en todo. Son el inicio de la fuente desde la que brotan constantemente desde nuestro ser más profundo. Es nuestra decisión que les dejemos participar en la creación del caos y el sufrimiento, también llamados la condición humana, o en la sorprendente belleza y armonía.

Así que tenemos que aprender a pensar de manera positiva. Nadie antes nos ha enseñado como hacerlo, ni nuestros profesores, ni nuestros padres, ni nuestros amigos porque los únicos profesores somos nosotros mismos. No hay profesores externos para decirnos cómo pensar de forma correcta, no hay religión, ni libro, ni entrenadores, ni sacerdotes. Hemos nacido para aprender a pensar.

La vida nos puede enseñar cómo pensar si somos suficientemente sensitivos y capaces de sentir en nuestro interior cómo actúan los pensamientos negativos. Si somos capaces de sentir que los pensamientos negativos mantenidos de manera prolongada nos bajan la energía, entonces podríamos hablar de las frecuencias que emiten los pensamientos y como estos, pensados de manera constante, nos encarcelan obsesivamente.

Entender este concepto es un salto cuántico hacia la evolución humana colectiva. Empezamos a sentir de manera física donde nuestros pensamientos y emociones están sintonizados con nosotros mismos y con todo el mundo a nuestro alrededor. Más allá podríamos utilizar estos pensamientos como palabras que resuenan desde nuestro interior (“palabras” en inglés, words, en Sánscrito la raiz VRIT significa vórtex). Dejar que nuestros pensamientos actúen como un vórtex empujándo hacia el interior, hacia la conciencia y experiencia, esos son los niveles más altos de libertad que puede alcanzar un ser humano. Esto es lo que la verdadera meditación es y lo que nos enseña, no creas todo lo que piensas, no eres lo que piensas igual que no eres tu cuerpo.

Lograr que los pensamientos sean nuestros amigos

Nuestros pensamientos pueden ser los mayores mentirosos, los mayores hipócritas, los peores consejeros, … Literalmente crean la enfermedad cada día. El color y el peso de los pensamientos del ser humano deciden el destino del mundo. El peligro de los pensamientos es que están muy cerca de nosotros. Se imponen todo el tiempo y en cuestión de microsegundos. ¿Cuántos pensamientos puede tener un ser humano cada día?. Del orden de 40.000 – 50.000.

La influencia de esta “función de la ola” es enorme. La mayoría de ellos además, son basura y todavía no tenemos la habilidad de guiarlos, pero es importante recordar, no creer en ellos. La meditación empodera el elemento al que podríamos llamar “el maestro silencioso (en sánscrito sakshi)”. Es la que participa en nuestros pensamientos y sentimientos, y con valentía nos guía hacia una comportamiento mental y emocional correcto.

No olvidemos que detrás de este parloteo, se esconde la libertad. La libertad es un pensamiento positivo, y el arte de experimentar niveles sutiles de pensamiento, que progresivamente nos acercan hacia la paz en nuestro interior. En resumen, somos responsables de nuestros pensamientos.

Con nuestros pensamientos no sólo nos influenciamos a nosotros mismos sino también a nuestro entorno, a nuestra pareja, amigos y familia, todo y a todos los que estén cerca o lejos. El campo cuántico sutil del pensamiento irradia paz o guerra, salud o enfermedad hacia todos los lugares. Con nuestros pensamientos elegimos nuestro destino.

Desde que desarrollamos la parte cortical y neo-cortical del cerebro, la sabiduría de los ancestros nos recuerda que tenemos innatas posibilidades de navegar más allá de la superficie del pensamiento, a través de la meditación en silencio y una vez que salgamos, experimentar nuestros sentimientos y pensamientos con mayor conciencia.

Lo que Buda llamó el mind-fullness (Sati), manteniéndonos alerta ante el circo mental lleno de chasquidos y trampas de pensamientos, desde la brecha entre el pensar y el ser.

Reprogramar nuestro pensamiento con aceites esenciales

¿Qué tienen que decir los aceites esenciales ante todo esto? Esto es lo más increíble. Los aromas pueden llevarnos a niveles muy profundos de bienestar. Los aromas tienen acceso directo a nuestro sistema límbico donde se encuentra el pre-pensamiento.

Antes de que el pensamiento se cree en el neocórtex del cerebro se produce una “pre-condición” en un cerebro mucho más antiguo, aquel que compartimos con monos y otros animales. Y el pensamiento, como ya sabemos, es un importante elemento en el juego humano. Así que debemos acceder mediante mecanismos naturales hasta el nivel más profundo que influye todo el tiempo en nuestro pensamiento y nuestra emoción.

Las experiencias olfativas u olfato-terapia con aceites esenciales demuestran que se puede reprogramar nuestro pensamiento y emociones de forma natural y espontánea.  El olfato es el primero y más antiguo de nuestros cinco sentidos y el lenguaje más antiguo en el reino de la vida. Los aromas tienen esto, nos pueden llevar muy profundo. No deberíamos olvidar que en los niveles más superficiales, como seres humanos,  estamos condicionados. En los niveles más profundos, somos nosotros mismos, cada uno de nosotros tiene una expresión única y libre de la vida, y sus infinitos colores y belleza.

Es verdad, oler con conciencia el aroma puro de un aceite esencial nos lleva a alcanzar nuestra propia naturaleza más allá del nivel superficial. El pensamiento superficial es unilateral. Los pensamientos maduros necesitan verticalidad o dicho de otra forma, lo unilateral (horizontal), el “auto-critiqueo” necesita alineación vertical para comunicarse con nuestro ser más íntimo. Es sorprendente pero los aromas que nacen en el corazón de la naturaleza, tal y como los encontramos en los aceites esenciales más puros, pueden crear una conversación dentro de nosotros y así pueden ayudar a liberarnos de la matriz del condicionamiento medioambiental, al cual estamos expuestos las 24 horas del día. Además, y de manera específica, las experiencias olfativas con aceites esenciales nos aportan la energía que necesitamos para liberarnos de los pensamientos y las emociones negativas.

“Los aceites esenciales son generadores de frecuencias capaces de actuar como bloques de poder fotónico.

Energetizan el cerebro y todo el cuerpo con sus ricas y numerosas moléculas de electrones.

Las investigaciones han demostrado que cada aceite esencial contiene una frecuencia bioeléctrica concreta, que cuando se inhala viaja a los neutrones secundarios en el bulbo olfativo que envía impulsos al sistema límbico y al centro sensorial olfativo en la base del cerebro. Pasan entre la pituitaria y la glándula pineal y se desplazan hasta la amígdala, que es el centro donde se almacena la memoria del miedo y el trauma” 

Centre for alternative medicine

Los aceites esenciales pueden de forma espontánea reprogramar el cerebro.

La lucha reactiva de la amígdala en el sistema límbico es tamponada. El dolor y el miedo se reinterpretan. Aparecen momentos de soltar la situación que provoca la enfermedad.  Podemos asegurar que la aromaterapia es una forma preciosa de ayudarnos a reprogramarnos a nosotros mismos y nuestras mentes. Podemos afirmar que nos ayudan a encontrar nuestra libertad interior desde un programa cambiante personal, lleno de felicidad y de evolución que nos define y que al mismo tiempo es dado a cada ser humano por la gracia de la inteligencia del universo.

Extracto de Navegando por la corriente del cambio 

“Las memorias recientes llegan envueltas en calor. La belleza de lo no visto llena mi cuerpo y me alegra estar vivo. Si, así fue como mi primera rosa vino a mi a través de la esencia, al comienzo de la época estival cuando los arbustos de rosa explosionan y florecen. No pude ver su forma, no entonces … por algo más han estado despiertos – un deseo que llenaría mi corazón.

¿Sabes que las esencias de las plantas son como la suave caricia del ala de un ángel? Están a tu alcance lo quieras o no para que puedas admirar su belleza.

Convivo con muchos aromas – con clavo, mirra, incienso, neroli, rosa – y tantas otras. Todas son mis amigas y te ayudarán también si abres tu corazón hacia ellas.

Algunas veces cuando paso mis manos sobre los perfumes, que ahora habitan cerca de mi, siento como la rosa florece de nuevo en la cámara de mi memoria.

Rezo para que nunca lo olvide hasta que el anhelo en mi corazón finalmente me coloque cara a cara con el más alto…

Para que veas, la mano oculta de la curación que trae alivio a los dolores de este mundo, proviene de un mundo más allá. Viene como un aroma en las alas del alma”.David La Chapelle.

Essays on Holistic Aromatherapy. carriersoflight.com

Dr. Malte Hozzel